Ayer me pasó algo que jamás me había sucedido. Mi querido amigo y representante Hernán Novoa perdió a su papá, y me pidió si podía cantar algo en la misa de exequias que se celebró en la iglesia Nuestra Sra. de Luján en Sarandí. El papá de Hernán, José Novoa, era un hombre al que le gustaba muchísimo la música y mi amigo quería que cantara algo, pero que no sea música religiosa expresamente, sino algo un poco más alegre (dentro de lo permitido por las circunstancias) porque así le hubiese gustado a su padre. Canté un negro spiritual "Swing low, sweet chariot" y me parece que la elección fue la correcta. Lo hice con mucho amor. A mí también me gustaría que el día que me toque partir me despidan así.
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