lunes, 2 de abril de 2007

Yo también canté en Paris (Parte cuatro)



Agotados de tanto caminar por Paris y de ver tantas cosas maravillosas volvimos al Hotel Crillon para cenar. Estábamos taaaaan exhaustos que optamos por comer en nuestras habitaciones.
Y ahora voy a confesar algo que hice. Típica viveza argentina. La heladerita de la habitación estaba muy bien surtida, pero obviamente había que abonar por cada consumisión que uno hiciera, esos gastos extras no estaban contemplados en nuestra estadía. Vivi tomó una botellita de agua mineral “Evian” (qué paquetería) y yo… como buen goloso que soy, no pude resistirme a unas almendras bañadas en chocolate, pero para no pagar abrí la cajita por la parte de abajo, comí unas cuantas y volví a cerrar el envase. Muy mal hecho, no??? Sí, estuvo mal, lo reconozco, pero todo era carísimo en ese hotel. Con decir que el precio de nuestras habitaciones por día era de 690 dólares cada una!!!!
Después de comer y de darme una ducha me acosté y ví un poco de televisión. La televisión francesa no era muy buena que digamos en ese momento pero encontré un canal cultural en el que estaban emitiendo “Sansón y Dalila” con Jon Vickers y Shirley Verret buenísimaaaa!!!
Sobre la cama habían dejado la carta para el desayuno. Uno debía marcar las cosas que quisiera e incluso qué diario prefería.
No llegué al final de Sansón. Estaba muy cansado. Las sábanas y las almohadas olían tan rico y daba tanto placer estar en esa cama que me dormí.
A la hora que había marcado en la tarjeta que prefería el desayuno me tocan la puerta. Aparece un mayordomo enorme, medía aprox. 1,90 m, impecable, con guantes blancos, me saluda en un francés correcto y me pregunta dónde prefería tomar el desayuno. Le digo que en la mesita al lado de la ventana y allí me deja el servicio. Yo me sentía como un príncipe… y bueno, estaba en un palacio. El Crillon es el único palacio auténticamente francés de Paris.



Teníamos que realizar una entrevista con uno de los gerentes de la casa central de Air France Y otra vez nos estaba esperando una limousine para llevarnos, esperarnos mientras realizábamos la nota y devolvernos al hotel. Impresionanate!!! Pero esta vez la limo era la típica negra, no como la primera que era una Mercedes Benz de color beige.
Todo marchó sobre ruedas en la nota al Sr. Francois Lafaye. Salió todo muy bien. Regresamos al hotel y a empacar otra vez.
El próximo destino es la Cote Saint Jacques en Joigny.
Continuará...

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